Esto también lo experimentaron los miembros de la cooperativa AVIA, donde la gente se sintió sorprendida por los controles y las multas subsiguientes. Después de multar a las primeras estaciones, decidieron no sólo dedicar más tiempo y energía a formar al personal e informar a los clientes, sino también poner en marcha un círculo completo de planificar-hacer-comprobar-actuar. En primer lugar, se incluyeron en un plan todas las medidas imaginables para reducir la probabilidad de infracción. A continuación, este plan se puso en práctica en la planta de producción, incluida la atención centrada por parte de los directivos en la cuestión, de modo que todos los empleados estuvieran informados. Para la tercera fase, la comprobación, AVIA recurrió a Roamler. Éste ya era un socio bien conocido de AVIA, a través de comprobaciones de promociones y seguimiento de la marca, entre otras cosas. Cuando se le pidió, Roamler también pudo desplegar compradores misteriosos de aspecto juvenil dentro del marco legal, para poder evaluar la eficacia de las medidas adoptadas.